Todas las palabras están de luto. En franjas y entre escombros, guardan sus minutos de silencio. Las palabras lloran a cada muerto, sangran con cada miembro cercenado. Cuando caen las bombas, las palabras huyen; se agolpan en las gargantas, se paralizan a un costado del miedo. Las palabras van a pie con los civiles, buscando qué significa esto, dónde empiezan las horas, qué hacer con los vidrios y las vidas rotas. Las palabras recogen los fragmentos, los entierran en el corazón. Ver de lejos no es ver. Hay que nombrar, primero. Le hemos fallado a las palabras, tanto como a nuestros hermanos. Frente a la guerra, todas las palabras asisten al sepelio de las palabras excepto una. Falta paz.
Ven, paz. Es plegaria.
25 julio, 2014 en 12:12
Irónico que se diga que actuamos como bestias, cuando es en realidad el hombre matando al hombre.
9 agosto, 2014 en 17:18
Irónico. Y tristísimo.
25 julio, 2014 en 15:14
Reblogueó esto en BARROCOPOST un periódico de conviccionesy comentado:
Es una herida que sangra para todas personas de voluntad
28 julio, 2014 en 17:47
No, no falta “paz”.
Falta “agua”, falta “gas” y falta “economía”. Esas son las palabras que faltan.
Falta explicar que el agua que extrae y utiliza Israel es palestina. El acuífero de Gaza es palestino.
Falta considerar que el gas que quiere explotar Israel en el Mediterráneo es palestino. Meged 5 es palestino.
Falta decir que la economía de Israel crecerá sí y sólo sí de apoderan de los recursos palestinos.
Esas son las palabras que faltan. Si estas palabras llegan entonces “paz” llegará sin que la inviten.
9 agosto, 2014 en 17:19
También falta que la elaboración de los conflictos no sea simplificada por los medios de comunicación.