Segunda parte del invierno: período cuando la naturaleza ilustra el verbo «recomenzar» porque los humanos, especie adoradora de lo tangible, tienen dificultades para creer que si nada hay, nada brota. Temporada de abrirse paso: entre la tierra o las ramas o las ideas o los suspiros para atestiguar cómo la vida tiende a la vida y no se amedrenta con los paisajes desolados. Promesa cumplida, tiempo de acercamiento.
En la ilustración, de izquierda a derecha: Arriba- flor de cerezo en la calle del parque, flor de ciruelo a media cuadra de mi trabajo, planta de amapola rosa (creo). Abajo: flor silvestre que apareció en una maceta desierta, romero después de que el jardinero arrancara toda la mata, la orquídea que me llevó a acuñar el término «inusitado apego por el color» y que había estado sentida por el cambio de casa.
9 febrero, 2018 en 14:01
La lectura siempre limpia que sirve para refrescar el alma y el pensamiento saludos desde el camino
29 abril, 2018 en 09:31
Ojalá todos compartiéramos la virtud de encontrar la belleza de los pequeños detalles en medio de escenas grises, y de saber compartirlo. Si todos lo hicieran, ya no lo serían más. Quiero vivir en un mundo así.