Ayudas cuando estorbas sin estorbar,
cuando nombras sin etiquetas,
cuando dices «esto es mío» y lo cargas,
cuando llegas puntual a tu cita con el recaudador,
cuando pasas de largo de los grupitos que se burlan,
cuando lloras y no escondes tus ojos inflamados,
cuando ríes y no te tapas la boca (salvo que tengas comida),
cuando descubres el espanto en la sorpresa,
y lo ordinario en el miedo en lo cotidiano.
Ayudas al donar y al unirte a causas invisibles,
al leer, se te dé o no,
al cortarte las uñas cerca de un basurero,
al apuñalar a tu personaje en la historia que te cuentas,
al regar el ojalá aunque el cómo sea incierto,
al obsequiar flores en acuarelas y no en ramos,
al dormir y dejar dormir.
Ayudas por todas las veces que no puedes ayudar
y vuelves a casa con las manos vacías
midiendo un metro y tantos junto a la secoya de la vida,
de los trámites, de las políticas migratorias que no requieren juez,
porque deportaron a una familia que atendías.
Ayudas porque el piso del mundo está hecho de vidrios rotos,
interminables.
20 septiembre, 2019 en 08:49
Creo que no he ayudado mucho en el pasado, gracias por estas opciones que me ayudarán a ayudar.
20 septiembre, 2019 en 09:42
querida lejana Miranda , te abrazo donde estés, con todolo que conmueve , pesa y transforma.Seguro que tus manos llenany están llenas..lo sé.. acá en Mar del Plata esperamosla primavera que ya llega
23 septiembre, 2019 en 09:41
Mi querida Miranda:
Manos vacías es igual a mi vida, en este Otoño que empieza ….con la esperanza que el Invierno sea cálido y lleno de alegría y no me encuentre con las manos vacías !!
Besos y abrazos con todo cariño para ti !
25 septiembre, 2019 en 09:48
Buen día estimada Miranda, leer estas formidables líneas refelja mi actualidad.
Vivo y dejo vivir.
Saludos cordiales desde CdMx