La adultez ha convertido mis córneas en una máquina de calcular riesgos y de ponderar promesas. El desencanto ha puesto mi iris en el florero del dejarás pasar lo que no es para ti. El trabajo ha multiplicado mi parpadear según la agenda de los objetivos; ahora sé caminar por rumbos donde el paisaje es tan austero como estrecho: pero llego a tiempo. El dinero me ha enseñado a preguntar el cuánto cuesta de las cosas y saber decirles que sí o que no según frunza el ceño con el precio. La edad me ha aflojado la fe ciega en los símbolos cristianos y en los símbolos, en general, que dividen entre unos y otros.
Y cada año, por un rato —casi siempre en las mañanas, cuando todavía está oscuro y voy a tomar mi café de seguir siendo adulto— las luces del árbol de navidad renuevan mis ojos de asombro. Pequeñitas, puntillistas, seriadas, cándidas, guiñantes que me desacomodan la seriedad, el sistema de medidas de la valía, el creer que sé algo, la prisa. Brillan. Hay luz atravesando las ramas y las esferas y los adornos con historia. ¡Mira! ¡Todavía!
Recibo de la vida ese regalo de navidad, a pesar de las canas.
O justo por ellas.
17 diciembre, 2021 en 17:41
La imagen que evoca tu texto, queridísima Michelle, es la de un mundo en el cual las imperfecciones de la vida se van transformando en una serie de lucecitas vigías, capaces de iluminar el más oscuro horizonte y entibiar el corazón de manera perpetua.
Abrazos navideños sin distancia. 💜🎄❄️
3 enero, 2022 en 18:01
¡Bello, todo!
Me encanta leerte y te extraño horrores en tuiter.
¡Saludos desde Guadalajara!
Maricela.
27 diciembre, 2021 en 04:27
Pequeñas luces en el árbol de navidad que aun asombran e ilusionan, a algunos como su servidor con más canas.
Saludos cordiales desde Querétaro.
Juan Martínez
27 diciembre, 2021 en 06:41
Hola, soy Gabo.
Mis ojos te leen como el título de este texto y mi corazón agradece que sigas encontrando esas pequeñas muestras de atisbos para compartir en forma de letras.
Te abrazo, te adoro, te quiero mucho, querida Mich. 💜💜💜💜
3 febrero, 2022 en 04:18
como me gusta reposar en tus letras, justo cuando me pongo a trabajar…
Y siempre encuentro que tus palabras y pensamientos me devuelven el estado
anímico necesario para seguir mi día. Eso es querida Michelle